Hasta que Manuel Belgrano enarboló por primera vez la bandera nacional en la Villa del Rosario, el 27 de febrero de 1812, tanto los ejércitos patriotas como los realistas utilizaban los colores rojo y amarillo de España en sus estandartes. El origen del celeste y blanco tiene un antecedente religioso (tambn hay otras hipótesis). Eran los colores de la Virgen María en su Purísima e Inmaculada Concepción, a la que se representaba vestida de blanco con un manto celeste, representando el celeste es el color del cielo. La Virgen era la patrona del Consulado, donde Belgrano era su máxima autoridad. Y se cree que esa institución llevaba como divisa una bandera celeste y blanca.
Un poderoso rey español del siglo XVIII, Carlos III, creador del Virreinato del Río de la Plata, fundó una Orden que se identificaba con los colores celeste y blanco, con la misma disposición de nuestra bandera: dos franjas celestes a los costados y la blanca en el centro. El general creyó que hacía falta diferenciar un bando de otro, y estimular a la tropa con un símbolo propio. Se cree que la adopción del celeste y blanco también se debió a la imitación de los de la escarapela, creada el 18 de febrero de 1812.
El celeste y blanco pasó pronto a ser adoptado por los porteños. Juan Martín de Pueyrredón y sus hombres ya llevaban cintas de ese color durante las Invasiones Inglesas. Las habían tomado del Santuario de la Virgen de Luján. Belgrano, al decidirse por esos colores, no hizo más que respetar una vieja tradición popular.
Los colores de la escarapela, que luego serían los de la bandera, tienen otro antecedente: eran los que identificaban a los miembros de la Sociedad Patriótica (grupo político y literario de civiles y militares identificados con las ideas de Mariano Moreno). Como sus miembros fueron desplazados de la Junta en 1811, pasaron a la oposición. Y el Primer Triunvirato eligió el celeste y blanco para la escarapela con una disposición distinta de esa Sociedad. Esta última los disponía de este modo: celeste, blanco, celeste. La primera escarapela, se supone, era blanca, celeste y blanca.
Cerca de Macha, en Bolivia, se encontraron dos banderas que se supone eran las que llevó Belgrano hasta el Alto Perú durante su campaña militar. Una tiene la franja central celeste, y la otra, blanca. El Ejército del Norte juró obediencia a la Asamblea del Año XIII con una bandera blanca y celeste. Y esta enseña recién se enarboló en el mástil del Fuerte en 1815. Hasta entonces, allí, flameaba la bandera española. El Congreso de Tucumán, en 1816, adoptó la bandera celeste, blanca y celeste como símbolo nacional que identificaba a una nueva Nación. La presencia del sol en el centro de la bandera la adoptó el Congreso, reunido en Buenos Aires, en 1818. Este sol es el mismo que aparecía en la primera moneda nacional acuñada por la Asamblea del Año XIII y luce 32 rayos flamígeros. La bandera con el sol es la “bandera mayor” de la Nación, y solo pueden lucirla los edificios públicos y el Ejército. Los particulares exponen la bandera sin el sol en el centro.
Un poderoso rey español del siglo XVIII, Carlos III, creador del Virreinato del Río de la Plata, fundó una Orden que se identificaba con los colores celeste y blanco, con la misma disposición de nuestra bandera: dos franjas celestes a los costados y la blanca en el centro. El general creyó que hacía falta diferenciar un bando de otro, y estimular a la tropa con un símbolo propio. Se cree que la adopción del celeste y blanco también se debió a la imitación de los de la escarapela, creada el 18 de febrero de 1812.
El celeste y blanco pasó pronto a ser adoptado por los porteños. Juan Martín de Pueyrredón y sus hombres ya llevaban cintas de ese color durante las Invasiones Inglesas. Las habían tomado del Santuario de la Virgen de Luján. Belgrano, al decidirse por esos colores, no hizo más que respetar una vieja tradición popular.
Los colores de la escarapela, que luego serían los de la bandera, tienen otro antecedente: eran los que identificaban a los miembros de la Sociedad Patriótica (grupo político y literario de civiles y militares identificados con las ideas de Mariano Moreno). Como sus miembros fueron desplazados de la Junta en 1811, pasaron a la oposición. Y el Primer Triunvirato eligió el celeste y blanco para la escarapela con una disposición distinta de esa Sociedad. Esta última los disponía de este modo: celeste, blanco, celeste. La primera escarapela, se supone, era blanca, celeste y blanca.
Cerca de Macha, en Bolivia, se encontraron dos banderas que se supone eran las que llevó Belgrano hasta el Alto Perú durante su campaña militar. Una tiene la franja central celeste, y la otra, blanca. El Ejército del Norte juró obediencia a la Asamblea del Año XIII con una bandera blanca y celeste. Y esta enseña recién se enarboló en el mástil del Fuerte en 1815. Hasta entonces, allí, flameaba la bandera española. El Congreso de Tucumán, en 1816, adoptó la bandera celeste, blanca y celeste como símbolo nacional que identificaba a una nueva Nación. La presencia del sol en el centro de la bandera la adoptó el Congreso, reunido en Buenos Aires, en 1818. Este sol es el mismo que aparecía en la primera moneda nacional acuñada por la Asamblea del Año XIII y luce 32 rayos flamígeros. La bandera con el sol es la “bandera mayor” de la Nación, y solo pueden lucirla los edificios públicos y el Ejército. Los particulares exponen la bandera sin el sol en el centro.
Fue un intelectual, militar, abogado, periodista y político sobresaliente. Participó en las luchas por la independencia y fue un férreo defensor de la educación libre, el sistema monárquico y un adelantado en la promoción de los derechos de la mujer y los indígenas, hasta tal punto de haber propuesto la creación de una Monarquía Inca para proteger a los americanos.
Nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, estudió en el Colegio de San Carlos y luego en las universidades de Salamanca y Valladolid, en España. En 1793, se recibió de abogado y en 1794, ya en Buenos Aires, fue nombrado primer secretario del Consulado, con 23 años. Desde allí, fomentó la educación a través de la enseñanza de oficios. Además, fundó escuelas de dibujo, matemática y náutica. Durante las invasiones inglesas de 1806, se sumó a las milicias criollas para defender la ciudad. Desde entonces, compartió su pasión por la política y la economía con una carrera militar que lo llevó a participar de luchas liberadoras en toda América Latina. En la Revolución de Mayo, Belgrano desempeñó un rol protagónico y fue nombrado vocal de la Junta Revolucionaria y enviado de expedición al Paraguay. En su transcurso creó, el 27 de febrero de 1812, la bandera nacional.
Entre 1812 y 1813, en el norte del país, encabezó el heroico éxodo del pueblo jujeño y logró las grandes victorias de Tucumán –septiembre de 1812- y y Salta –febrero de 1813-. En 1816 participará activamente en el Congreso de Tucumán, que declaró la independencia de la Argentina.
Manuel Belgrano murió un 20 de junio de 1820, en medio de una cruenta guerra civil y muy pobre y enfermo.
Nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, estudió en el Colegio de San Carlos y luego en las universidades de Salamanca y Valladolid, en España. En 1793, se recibió de abogado y en 1794, ya en Buenos Aires, fue nombrado primer secretario del Consulado, con 23 años. Desde allí, fomentó la educación a través de la enseñanza de oficios. Además, fundó escuelas de dibujo, matemática y náutica. Durante las invasiones inglesas de 1806, se sumó a las milicias criollas para defender la ciudad. Desde entonces, compartió su pasión por la política y la economía con una carrera militar que lo llevó a participar de luchas liberadoras en toda América Latina. En la Revolución de Mayo, Belgrano desempeñó un rol protagónico y fue nombrado vocal de la Junta Revolucionaria y enviado de expedición al Paraguay. En su transcurso creó, el 27 de febrero de 1812, la bandera nacional.
Entre 1812 y 1813, en el norte del país, encabezó el heroico éxodo del pueblo jujeño y logró las grandes victorias de Tucumán –septiembre de 1812- y y Salta –febrero de 1813-. En 1816 participará activamente en el Congreso de Tucumán, que declaró la independencia de la Argentina.
Manuel Belgrano murió un 20 de junio de 1820, en medio de una cruenta guerra civil y muy pobre y enfermo.
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