Una columna de opinión reciente de David Brooks en el New York Times destaca la creciente desigualdad de oportunidades que enfrentan los niños en Estados Unidos. Según una investigación de Robert Putnam, politólogo de Harvard, los padres más adinerados han empezado a invertir mucho más tiempo y dinero en sus hijos, mientras que los menos prósperos no han podido hacerlo.
Los niños más ricos son mucho más propensos a participar en actividades extracurriculares tanto deportivas como no deportivas. Contrariamente, “los niños más pobres se han vuelto más pesimistas y retraídos”, lo cual Putnam atribuye a la incapacidad de diversas instituciones de proporcionarles apoyo. Se está destinando más dinero al cuidado de la salud del adulto mayor y menos al del bienestar infantil. Brooks subraya lo grave de las implicaciones de una mayor desigualdad en Estados Unidos en el futuro, y hace un llamado a los políticos a incrementar drásticamente el financiamiento destinado a programas para la primera infancia .
¿Qué pasa en América Latina?
Un artículo del 2009 del BID sobre movilidad social en América Latina sostiene que la región (con la excepción de Chile) tiene una movilidad social aún más baja que los países desarrollados. Para enfatizar este mensaje, uninforme producido por el PNUD en 2009 señala que la movilidad es más estática entre los más ricos de América Latina, indicando que la reproducción de riqueza es más fuerte en América Latina que en el mundo industrializado. Corroborando estos resultados, un estudio del 2008 del Banco Mundial también determinó que Chile ha aumentado el acceso a oportunidades más que cualquier otro país en la región. El estudio menciona el programa Chile Crece Contigo (MIDEPLAN 2007) como una de las fuentes de equiparación de oportunidades. La primera infancia es un período crítico para la acumulación de capital humano.
Algunos estudios han identificado ciertos mecanismos a través de los cuales la desigualdad se perpetúa a temprana edad. El estudio del BID cita los “antecedentes familiares” (incluyendo el nivel de educación de los padres, el nivel de ingresos y los efectos del matrimonio dentro de las mismas clases sociales) como componentes determinantes de la movilidad social en la región. Los mecanismos mediante los cuales este factor afecta la acumulación de capital humano a temprana edad van desde la nutrición infantil y la calidad del ambiente del hogar, hasta el acceso a redes sociales. Una investigación llevada a cabo por el personal del BID sobre una muestra de niños en Ecuador ha documentado que en el momento en que los niños pobres entran a la escuela, ya tienen una clara desventaja en términos de su desarrollo cognitivo cuando se los compara con otros que están, relativamente, en mejores circunstancias. Estas brechas no parecen cerrarse a medida que los niños avanzan en la escuela.
Igualar las condiciones iniciales para proporcionar oportunidades iguales a los niños al iniciar su vida parece ser una prioridad política esencial en una región en donde se ha establecido que la desigualdad genera mucha ineficiencia. La evidencia de que las inversiones de los padres podrían estar beneficiando a los niños que se encuentran en mejores circunstancias y ampliando la brecha entre ellos y los pobres es verdaderamente preocupante. La evidencia sólo refuerza el argumento a favor de las inversiones sostenidas en servicios de alta calidad para la primera infancia dirigidos a los sectores más vulnerables de la población.
Sophie Gardner es estudiante de último año en Middlebury College y está estudiando Política Internacional y Economía. En la actualidad, realiza una pasantía de verano en la División de Salud y Protección Social del BID.
fuente: BID
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